viernes, 22 de octubre de 2010

Premio Bufón de Asturias de los Deportes

No nos engañemos, este premio no es serio porque ya nadie se lo toma en serio, ni siquiera nosotros los españoles. Vaya por delante que personalmente no relaciono este galardón con la Casa Real, más bien lo encajo con un premio de España como conjunto, no exclusivo de la monarquía.
Ni Real Madrid ni Barcelona querían enviar a ningún futbolista a Oviedo, y me estoy refiriendo directamente a los despachos de los clubes. Ellos iban a claudicar con lo que dijeran sus entrenadores. Ni Florentino Pérez ni Sandro Rosell estaban dispuestos a llevar la contraria a sus entrenadores, que parece que cada vez tienen más peso dentro de las entidades (en la toma de decisiones institucionales, me refiero).
Eso sí, una diferencia separa el modo en el que han resuelto ambos clubes esta disyuntiva. Ante el clamor popular, Florentino Pérez no tuvo más remedio que hablar con Mourinho para que al menos Casillas viajara a Asturias. ¿Cuánto duró la conversación? Dos minutos. Vamos, que si Pérez hubiera querido hubiera hablado con Mou mucho antes.
Sandro Rosell, por su parte, ha demostrado una vez más que eso de tomar decisiones no es lo suyo. Después del famoso voto en blanco con el caso Laporta, el presidente blaugrana no ha querido contrariar a Pep. Ha preferido tirar p’alante con la decisión de Pep en vez de ser él el que tomara las riendas de un asunto meramente institucional. Y para redondearlo todo un poco más, Pep se ha encargado a lo largo de la semana de decir que solo irán los “despojos” de la convocatoria… Pep, querido, si vas a hacerlo al menos cállatelo, que es un gesto más bien feo como para presumir de él.
Al fin y al cabo los entrenadores simplemente hacían su trabajo no dejando ir a sus jugadores (sobretodo Mou no sabe lo que es el premio realmente). Son sus presidentes los que tienen más cota de culpa en este caso, ya que han de ser conscientes de las obligaciones que han de tener sus entidades más allá del plano deportivo, y saben de la importancia institucional que tiene este evento. Han tenido más de un mes para haber compaginado la recogida del premio con la jornada de este fin de semana… si desde los despachos hubieran querido, lo hubieran hecho.
Pero dejando a un lado los aciertos y errores de Madrid y Barça, no hay que olvidar ni mucho menos que los primeros que desprestigian el premio son sus propios organizadores. Desde que en 1996 Carl Lewis tomará directamente el pelo a toda la organización llamando desde el aeropuerto de Nueva York alegando que se había dejado en su casa de Boston los pasaportes (ojo, no pasaporte sino pasaportes) el premio ha caído en una espiral de dejadez y permisividad por parte de los organizadores que lo único que hace es restas prestigio a la condecoración.
Este zafarrancho en el premio viene dado porque ni los propios responsables se han parado a delimitar definitivamente los motivos del galardón ni su rango ni nada. Un año siguen una línea directriz y al año siguiente siguen otra que no tiene nada que ver.
Espero que después de todo lo que ha pasado (y ha dejado de pasar), los responsables del galardón deberían reflexionar, sentarse y ver qué falla para que, dentro de los Príncipe de Asturias, sea únicamente el de los Deportes el que tenga tan poco prestigio.
PD: Lo más gracioso va a ser ver a los jugadores acudir a los actos publicitarios. De momento el Barça ya tuvo ayer jueves un acto con Audi...

3 comentarios:

  1. al final el agua no salio de los cauces...eso si, tampoco entiendo la negativa inicial de Mou y Pep...la masa social se les ha hechado encima, por lo que han tenido que recular en sus pensamientos y deseos.

    Bajo mi punto de vista, fue una entrega digna. Menos mal.

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  2. se me olvidaba...esta tarde, tendrás mi artículo: Una Segunda de Primera.

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  3. Si yo más que a los entrenadores, a los que echo la culpa es a los presidentes. Los entrenadores están para defender la parcela (y en este caso lo mejor para ellos era tener a sus jugadores pendientes del partido ayer también)... son los presidentes los que tienen que velar por las responsabilidades institucionales, y en este caso no lo han hecho.

    Florentino, que ya tiene experiencia en esto, supo rectificar más o menos a tiempo para que fuera al menos Casillas. Pero Rosell sigue sin tomar las decisiones que se le exigen ocupando el cargo que ocupa.

    Lo más positivo de todo es que al final, cómo tú dices, el asunto no se desmadró.

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